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Legado Matarromera

Legado

Una familia enraizada en la tierra

Para entender el presente y el futuro de Matarromera hay que mirar el pasado. Ese que nos lleva a la familia de Carlos Moro y al legado que dejó a éste transmitiendo todo el conocimiento y amor por el viñedo heredado generación tras generación. Los antepasados de Carlos Moro cultivaron viñedos en la Ribera del Duero, siguiendo así el hilo de una tradición milenaria. Su pasión por el vino procede, sobre todo, de sus abuelos y de sus padres Ursicino y Consolación, pues cultivaron la uva y elaboraron su propio vino en las zonas de Olivares y Valbuena de Duero, en Valladolid, en lo que hoy se conoce como la Milla de Oro de la Ribera del Duero. Fue su propio padre, Ursicino Moro, quien le sugirió el Pago de Matarromera para instalar allí la bodega. Y fue un gran acierto pues el lugar tiene una fuerza especial. Asentada en pleno corazón de la Ribera del Duero, la bodega tiene sus naves semienterradas en la ladera norte del Valle del Duero, con unas preciosas vistas hacia el curso del río.

Un visionario

En 1988 Carlos Moro se lanzó a una aventura incierta: recuperar la tradición familiar de cultivar viñedos y dedicarse a la elaboración del vino. Desde que recogió el testigo en los años 80 sintió la responsabilidad de preservar el valioso pasado y construir un ambicioso futuro. Este ingeniero superior agronómo es, ante todo, un enamorado del vino y de su tierra a la que sigue dedicando todos sus empeños y desvelos. Actualmente es reconocido como uno de los empresarios españoles más innovadores y comprometidos y ha recibido numerosos reconocimientos y premios por su labor empresarial. En 2016 fue galardonado con el Premio Nacional de Innovación otorgado por el Ministerio de Economía y Competitividad. En el año 2020 recibió el premio al Mérito Enoturístico más importante de España, que concede la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN). El jurado, en su fallo, destacó «su carácter visionario, su espíritu emprendedor y de trabajo y su firme apuesta por el turismo del vino, impulsando el departamento de enoturismo en todas sus bodegas, así como por su liderazgo e impulso decisivo en la creación de algunas Rutas del Vino y su apoyo permanente a las ya existentes».

Una trayectoria imparable

El nombre de Matarromera es originario de un antiguo pago monacal. Según el propio Carlos Moro: "La mata es una planta que se enraíza con la tierra, con lo que somos. En su tallo está nuestra memoria. Y el romero es uno de los arbustos más aromáticos y más amables de nuestra cultura, el que demuestra que el hombre es capaz de usar los elementos de la tierra para trascender la memoria y disfrutar gratamente de ellos".

Una filosofía basada en el trabajo pegado a la tierra, en la innovación y en la distinción de todos y cada uno de sus vinos, le ha servido a Bodega Matarromera para ser reconocida en el mundo entero. Ya en 2006, la prestigiosa Wine and Spirits la incluyó en su TOP 100 como uno de los proyectos vitivinícolas más relevantes del mundo. En 2011 la Cámara Hispano Alemana de Comercio le concedió el Premio Hispano-Alemán a la Innovación y, ese mismo año, las revistas Actualidad Económica y Mundo Empresarial Europeo le galardonaron con el Premio a la Mejor Estrategia Internacional y Premio a la Mejor Empresa de Castilla y León, respectivamente.

Un año después, en 2012, recibió el Premio Europeo de Medio Ambiente, concedido por la Fundación Entorno y el Premio Alimentos de España, por el Ministerio de Agricultura, Medio Ambiente y Alimentación. En 2015 destaca la Medalla al Mérito Turístico en Sostenibilidad y Calidad. Pero éstos son sólo algunos ejemplos, además de los múltiples reconocimientos cosechados por sus vinos que bien merece un capítulo aparte.

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