Los materiales tienen sus propias claves expresivas, la piedra de la
zona y el humilde ladrillo nos acercan a la tradición y al arraigo con el entorno; el acero galvanizado y el roble nos
transportan inequívocamente al paciente mundo del vino; y, por último, el hormigón nos habla de fuerza, tenacidad y permanencia.
Los diferentes espacios no son tratados como meros lugares, son espacios que nos hablan, espacios que se sienten, espacios
que se viven y que están profundamente impregnados de la autenticidad de Matarromera. La innovación y diferenciación viene
dada por las instalaciones artísticas desarrolladas en determinadas zonas del conjunto. El “Jardín Varietal” con sus caminos
de luz que nos conducirán hasta las cuatro variedades que se cultivan. La “Plaza de la Balconada” con sus pequeñas “escolleras”
desde las que contemplar el mar de viñedos. La escalera de acceso a la planta superior del módulo de enoturismo con su mural
de terroir y crianza. Los monolitos del acceso tratados como antiguos pilonos. La “Sala de los Insignes” camino de reconocimiento
y puesta en valor de las personas que mejoran el mundo que nos rodea. “El Legado” un espacio donde profundizar en la herencia
recibida y que se ha de transmitir.